Ariel
Respiré hondo intentando calmarme, pero el corazón me latía con fuerza en el pecho. El ruido de la pelea retumbaba por toda la casa, y sabía exactamente de dónde venía.
Nicholas y Henry estaban discutiendo otra vez, y esta vez parecía mucho más serio que de costumbre. Miré a Olivia, asustada, encogida en un rincón sin saber qué hacer. Tenía que intervenir.
—¡Nicholas! ¡Henry! —grité, con la voz firme aunque la tensión me oprimía el pecho—. ¡Parad ya!
No me hicieron caso, pero entonces entró Christian con esa mirada de autoridad que no admitía réplica.
—Vosotros dos, parad ahora mismo.
Cuando hablaba así, no había forma de desobedecer. Los dos se separaron enseguida, los dos con sangre en la cara. Nicholas tenía un corte en el labio, y Henry en la ceja. Sentí el estómago dar un vuelco y la garganta cerrar.
—¿Qué ha pasado aquí? —pregunté, con la voz temblorosa, intentando entender la razón de la pelea.
Miré a Olivia, que estaba visiblemente afectada, con los ojos llenos de miedo.