94. SIEMPRE SERÉ.
POV. LUCÍA.
El frío me envolvió, el miedo y el pánico, lo último que vi fueron los ojos picaros de Oliver, pero sus ojos no eran pícaros y su sonrisa de niño traviero ya no estaba, simplemente, era el mismo miedo que yo tenía lo que sus ojos me estaban dando.
Llame a Sebastián, a Theo, a Leo, a Carmen, a Marie, le grité a Loren y a Francisca, inclusive llamé a mis padres, pero parecía que nadie me escuchaba.
Estaba llorando en un oscuro rincón que no podía reconocer, tenía un vestido blanco de lino y el piso frío me abrazaba.
No había nadie, no había nada.
Luego todo empezó a tener un calor extraño, un sonido parecido a una música dulce y calmante me envolvió.
— ¿Qué haces ahí? — preguntó el niño al que no podía ver el rostro.
— No lo sé — dije llorando.
— ¿Y por qué lloras? — Insistió con las preguntas.
— No lo sé — me puse de pie y ya no era negr0 el suelo, era verde, un prado verde e iluminado, sentía el sol en mi piel.
Y luego sentí el calor de una mano sobre la mía.
— Ven, vamos