53. SÍ, CON ROMA ENTERA
Cristal se ha vestido con un traje de sayas muy elegante que compró Guido. Se asombra del buen gusto que tiene y de cómo adivinó su talla en todo, hasta en los zapatos. Deja su cabello suelto; al menos le cubrirá parte de la cara, piensa. Mira a Gerónimo, que se ha vestido con un impecable traje negro. Su corazón salta acelerado; es hermoso su esposo, muy hermoso, y sonríe feliz. Siente como si nunca hubiera estado enamorada antes, no lo puede comprender. ¿Cómo es que Jarret se le ha salido tan rápido del corazón?
Ahora que ve acercarse a su esposo, está convencida de que está perdidamente enamorada de él. Por fin entiende las locuras que decían sus amigas. Su estómago se le llena de mariposas, su corazón salta desbocado, siente cómo se calientan sus mejillas, las rodillas se le aflojan y lo mira embobada, no puede apartar los ojos de él. Es tan hermoso.
—¿Esa mirada quiere decir que te gusta lo que ves, Cielo? Porque a mí me encanta lo que veo —dice seductor Gerónimo, acercándose