Mi suegro, sin embargo, apenas puede contener sus emociones. Su rostro endurecido por años de rivalidades y decisiones cuestionables ahora muestra quebrantos. Los ojos le brillan con lágrimas contenidas, y mientras papá intenta consolarme, él murmura:
—Luigi sabe lo que hace. Cristal es fuerte, más de lo que imaginas, muchacho, ella va a sobrevivir a esto. Tiene que hacerlo, no regresó para volver a dejarnos.Lo miro con la culpa comiéndome por dentro. Podría gritarle que no sabe lo que está pidiendo, que su hija no es más importante que esa pequeña vida inocente dentro de ella. Podría decirle que mi Cielo jamás querría esto, porque su amor siempre ha sido un acto de sacrificio y valentía, pero las palabras no salen. Estoy atrapado en este caos que ninguno de nosotros jamás quiso enfrentar.—Gerónimo, hermano… —mi hermano Guid