Estoy de lo más intrigado con todo lo que me ha dicho Filipo referente a mi madre. Estoy por llamar a papá por teléfono cuando lo veo entrar en su auto. Me dirijo a su encuentro de inmediato. Tengo que saber la verdad; todo es muy confuso en estos momentos en mi mente y necesito que me aclare todas esas dudas.
—Papá, buenos días —lo saludo en cuanto baja del auto. Se gira y, como siempre, me da un abrazo y dos besos, aunque me parece que está muy emocionado y me asombra el brillo de felicidad en su mirada—. Necesito hablar contigo de algo urgente.—Yo también, hijo. Ven, vamos a nuestra casa —me pide, cruzando un brazo por mis hombros y tirando de mí. Estoy realmente intrigado por cómo se comporta. Nuestra casa como la del tío Fabrizio, quedan dentro del área del negocio. Lo sigo aún más intrigado, al ver la enorme cara de felicidad que