Lorenzo de inmediato le contó que hacía un momento había salido una chica de pelo rubio rizado, con unos ojos verdes de ensueño.
—¿La conoces, por casualidad? —pregunta Gerónimo, clavando su mirada inquisitiva en Lorenzo. —No, es la primera vez que la veo. Tiene acento extranjero. Y, por poco, se compra la tienda entera... hasta un disfraz se llevó —responde Lorenzo sin dudar. El dueño de la tienda sigue detallando: le comenta que no estaba acompañada y que, mientras pagaba, la escuchó hablar por teléfono con su hermano. Según él, habían elegido disfraces para asistir esa misma noche al club de los Grecos. —No sé si lo sabes, abrieron uno nuevo en el centro. Se ha hecho bastante famoso últimamente, aunque todavía le falta mucho para competir con el de ustedes —añade Lorenzo, co