Yelena
Sabía que Sabrina llevaba razón pero tener que afrontarlo y con Izan delante era demasiado.
Cuando me di cuenta, hace algún tiempo, de que podía ocultar mi olor por mí misma supe que no era una loba normal pero no quise profundizar más en ello.Durante estos años había vivido como si fuera una humana cualquiera, a excepción de dejar salir a correr a Hera de vez en cuando.
Me había acostumbrado a esta vida y ahora con la aparición de Izan y los supuestos sueños premonitorios de Zacky me había estallado la realidad en la cara.
Nos fuimos en el coche que traía el Alfa y agradecí que durante el camino hasta el parque el rubio fuera hablando con nuestro hijo ya que yo iba sumida en mis pensamientos.
Nuestro hijo, que raro sonaba eso.
Llegamos al parque y Zack salió corriendo a saludar a algunos amiguitos del cole con el lobo de peluche agarrado.
—Es un niño encantador —Izan se paró a mi lado con la pelota de baloncesto en las manos.
—Sí,lo es.
—Yelena, no voy a entrometerme en nada c