Capítulo 46
—Sí, me lo imagino.

Los dos suspiraron profundamente, pues ambos conocían al Alfa a la perfección y sabían lo difícil que era lidiar con él.

Luego, Izan miró al hombre en la camilla y le dedicó unas palabras.

—Lo hiciste bien, Adrián. Lo soportaste bien —alentó—. Que sepas que tu hija y tú son lo
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