ALESSIO
—¡Deja de tratarme como un mocoso! —eleve la voz y me solté de su agarré, en cuanto estuvimos a fuera.
—¡Entonces amárrate ese jodido cinturón y a este cargo de tus pendejadas! —demando con toda dureza.
—Eso haré — indiqué molesto. —No necesito tu ayuda.
—¡Bien, pues eso espero! —gritó más alto.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó mi madre, se detuvo a lado mío y observó a mi padre por unos segundos y después a mí. —¿Por qué están aquí afuera y discutiendo?
Papá soltó una risa burlona.
—Pregúntale a tu bebé —me señaló.
Mamá lo fulminó con la mirada y después volvió a verme.
—¿Hijo, que pasa? —inquirió con un gesto de preocupación en su bello rostro.
—Cuéntale a tu madre tu nueva travesura, aunque que está vez me he quedado corto.
Mamá nos observó a ambos, sé que quería tener respuestas con solo mirarnos a los ojos, nos conocía muy bien.
—Por el amor de Dios —suspiró desesperada. —Díganme de una vez.
—Aquí el niñito de tu hijo —se adelantó él y me apuntó con el dedo.
—Me casé —le