Treinta y seis.
Al día siguiente...
Scarlett se despertó en la villa de Mason con el sonido incesante de tu nuevo teléfono. Docenas de notificaciones inundaban la pantalla: llamadas perdidas, mensajes de texto, alertas de noticias. Tus manos temblaban mientras las revisabas.
El primer titular le revolvió el estómago: «ESPOSA INFIEL PILLADA: Scarlett Westbroke se cita en un yate con un misterioso multimillonario».
—Mason —llamó con voz quebrada—. Mason, tienes que ver esto.
Él apareció en la puerta, ya vestido para ir al trabajo, pero su expresión cambió en cuanto vio la cara de ella.
«¿Qué pasa?».
Scarlett levantó el teléfono con manos temblorosas. «Tienen fotos. De nosotros. De anoche».
Mason se sentó a su lado en la cama y se puso a desplazarse por los artículos, que se multiplicaban por minutos. Apretó la mandíbula mientras leía los titulares.
«Una escort de lujo asciende a cliente multimillonario». «De zorra de instituto a amante trofeo». Por Dios, Scarlett.
—Mira las fotos de la fiesta del insti