No enviamos nuestra respuesta a la carta del alfa Max, pues no queríamos que supiera que estaríamos en las sombras. Preferíamos mantenernos ocultos, esperando que no fuéramos los únicos en acudir a su llamado.
En un principio pensé en partir de inmediato, pero Kamaria me advirtió que lo más sabio era no llegar antes: “Si lo haces, estarán al acecho y verán tu llegada, por más cautelosa que seas”.
Por eso, aquí estábamos. Dos días después, en plena noche, preparados para partir sin ser vistos.
Observé a todos mientras se alistaban. Cada uno había cumplido con lo que le pedí. A lo lejos, fijé la vista hacia la entrada del bosque y, por un instante, pensé en Gabriel,no e tenido tiempo de preguntarle a mamá….Respiré hondo y me acerqué a Sebastián.
-¿Ya están todos listos?.-pregunté con voz firme.
-Sí, Malika .-respondió, con un brillo de determinación en la mirada.- Solo esperamos tus órdenes.
Asentí y di un paso atrás para contemplarlos a todos. Éramos alrededor de cincuenta: guerreros