Liam
La noche cae. Finalmente.
Cierro las cortinas. Apago mi teléfono. Intento ignorar lo que palpita bajo mi piel.
Me acuesto sin creerlo.
No espero dormir.
Pero el sueño me sorprende. Brutal. Como una cuchilla en la nuca.
Y caigo.
Caigo en un sueño negro.
Pero no es un sueño.
Lo siento. Es más... antiguo. Más denso. Más real. Como si me hundiera en un recuerdo que no me pertenece.
No realmente.
Y sin embargo... sé que todo me pertenece.
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Un bosque.
Espeso. Salvaje. Empapado de niebla y olores animales. Los árboles se alzan como columnas de piedra, inmóviles y torcidos. El suelo está encharcado, cubierto de hojas muertas y de sangre antigua. La luna, casi llena, apenas se asoma entre las nubes. Su brillo titila, como si supiera lo que está por venir.
Y corro.
Pero no son mis piernas.
Son patas poderosas.
Estoy bajo. Flexible. Musculoso. Mi respiración es rítmica, precisa. Cada músculo está tenso, afilado. Siento la tierra húmeda bajo mis garras. Siento las vibraciones del suelo, e