CAPITULO 80 Te quiero a mi lado, explorando esto que siento por ti...
—Yo…—ella tragó saliva y se separó con lentitud, comenzando una retirada en toda la regla— Tengo que pensar… Esto… Dame tiempo, por favor.
—Dime algo, y te dejo ir. ¿Me equivoco al creer que tú también sientes algo por mí?
Ella lo miró, y negó.
—No… No te equivocas.
Se movió con presteza para dejarlo en su sitio y perderse en el edifico. Jace atesoró las últimas palabras, y suspiró. Había hecho lo que debía, antes de lo pensado. Había sido necesario. Ella sabía lo que sentía y que las razones para estar con ella iban mucho más allá que la ayuda del buen samaritano que no era. Era un egoísta que la quería toda para él, sin reservas, sin peros.
El estado de agitación hacía temblar sus manos y su corazón golpeaba en su pecho como un tambor. Parecía estar inmersa en una realidad alternativa en la que sus más locas fantasías y deseos se habían cristalizado. Maniobró con la llave hasta que pudo abrir la puerta y se refugió en el interior de su morada como si la persiguiera un demonio. Nada