Palabras Frías
Callum irrumpió en la residencia Whitaker, el eco de sus pasos resonando en los amplios corredores de mármol y cristal. La fría opulencia de la mansión, que siempre había respetado solo por protocolo, ahora le parecía una prisión; cada retrato, cada escultura, cada detalle pulido brillaba con indiferencia y desprecio hacia cualquier emoción.
Al llegar al despacho de sus padres, la tensión era palpable. Thomas Whitaker se reclinaba tras su escritorio, como siempre, imperturbable, mientras Sarah Whitaker, impecable y glacial, lo observaba desde la otra esquina de la sala. Su mirada, calculadora y afilada, lo atravesaba.
- Callum - saludó Sarah con un tono que pretendía ser cordial - Supongo que ya sabes por qué estás aquí.
Callum la fulminó con la mirada.
- ¿Cómo pudieron llevarse a Aurora y man