La Incertidumbre
Callum estaba ya en su avión privado, el rugido de los motores apenas un fondo a la tormenta que se agitaba en su interior. Había pasado el día tratando de mover fichas desde Londres, pero cada intento parecía chocarse contra un muro de hielo. Intentó llamar a su madre, Sarah, pero fue derivado al bufete de abogados Whitaker & Peel. Su padre, con la fría seguridad que lo caracterizaba, le respondió que todo era necesario para proteger el legado Whitaker.
- ¿Proteger el legado? - murmuró Callum, los puños apretados sobre el respaldo del asiento - ¿A costa de mi hijo? ¿De Aurora?
La frialdad de su padre lo enfureció hasta los huesos, pero no podía romper la cadena de procedimientos ni perder la cabeza frente a abogados y protocolos. Se dejó caer en el asiento, respirando hondo, mientras la noche caía sobre el Atlántico y el avión comenzaba su rumbo a Nueva York.
Intentó llamar a Aurora, pero sus dispositivos estaban apa