El Refugio
El ascensor del penthouse se abrió con un susurro suave, revelando un espacio amplio, moderno y cuidadosamente elegante. Todo en el lugar hablaba de poder y control. Mármol, madera noble, ventanales que daban a la ciudad entera.
Pero en medio de todo eso, Aurora solo quería dormir.
Callum la guio sin soltar su mano, como si con ese simple gesto pudiera protegerla del mundo entero. Cuando llegaron a la habitación principal, ella se detuvo en seco al ver la cama grande, de sábanas impecables y tonos grises.
- No puedo quedarme aquí. – murmuró - Este es tu dormitorio.
- Ya dormimos juntos. - replicó él con calma, sin soltarla - Y llevas a mi hijo dentro. No voy a ponerte en la habitación de invitados como si fueras una extraña.