La Firma y el Filo
El salón de juntas de Hastings Jewels no tenía nada de romántico. Era cristal, madera de roble oscuro, pantallas integradas y un aire constante a perfume caro y contratos millonarios. A esa hora de la tarde, las luces naturales bañaban la sala a través de los ventanales, pero la temperatura era gélida. El directorio ya esperaba.
Cinco miembros del directorio. Trajes grises, expresiones tensas. Al frente de la sala, el asiento de la presidencia estaba vacío. El de Aurora.
Y luego, el que entró sin tocar, sin pedir permiso, fue Callum Whitaker.
- ¿Se puede saber dónde está la señorita Hastings? - preguntó uno de los miembros, apenas Callum tomó asiento con un maletín negro en la mano.
- En su casa. Descansando - respondió con frialdad - Y espero que se mantenga así.
- Pero se suponía que debía presentarse junto a usted, según el protocolo. - dijo otro, arrugando el ceño - A menos que el documento no