Tres meses después:
Sonée:
Los pies me duelen y siento la espalda tensa.
Trabajar en el café Sancerre cinco horas cuatros días a la semana es un horror, pero al menos la gente paga buenas propinas, al dueño le gusta vender los dulces que cocino, y a los clientes les gusta comerlos.
Me doy un duchazo rápido, me cepillo el cabello y me meto a la cama sin siquiera vestirme. Estoy exhausta.
En algún momento de la noche, él se coló en mi sueño.
Sus manos suaves y sus besos tibios sobre mi hombro me despertaron.
—Val.- sonreí en sueños y él llenó mi rostro de besos.
—¡Hey, yo también quiero!- protestó Mischa y…
¡¿Mischa?!
¿Pe…pero qué demonios estaba haciendo Mischa en mi sueño si …?
No me dieron tiempo a preguntar, a reclamar ni a protestar. Cuando me vine a dar cuenta, ya era muy tarde porque era el relleno de un emparedado Ivanov.
Me tenían arrodillada, y mientras Val me hacía el amor por delante Mischa me folla por detrás.
—No tienes ni idea de lo mucho que te he echado de menor, moren