En aquel espacio parecía que existía alguna clase de horario. Porque tras unas largas horas, había oscurecido y las aguas del fiordo brillaban con la tenue luz de la Luna. Dante miraba con nostalgia la marea del océano que llegaba a aquel fiordo, recordaba los momentos más atesorados que poseía. En la mayoría, Pandora estaba presente. Muerte reprodujo aquellos recuerdos de la misma manera y sólo pensó en Vida, sentía su presencia viva y alegre dentro de Pandora y eso le tranquilizaba. Deseaba verla, pero debía preparar a Dante sin distracciones. Lo único que le faltaba, era cambiar su mentalidad. Y creyó que ese sería otro momento exacto y apropiado.
—Muerte…
—¿Sí?
—¿Eres capaz de ver el futuro?
—Mm, exactamente no, pero soy capaz de tener vagas visiones del futuro, como una clase de recuerdo futuro. Lo que