Prefacio A veces hay cosas inexplicables, como cuando encuentras el verdadero amor y por azares de la vida debes separarte de el. Algo tan injusto e inhumano; hacerte elevar hasta el cielo para luego arrojarte al infierno. Hay dolores inexplicables, esos dolores que te aprietan el pecho, que te ahogan en el llanto y te dejan en la oscuridad, de esos que ni gritanto logran salir que se quedan para siempre, haciéndose paso hasta lo más profundo de tu ser destruyendo todo lo hay dentro. Dejándote sin esperanza. Esa clase de dolor lo sentí por primera vez el día que te marchaste.
Leer másQuiero un amor como el de la luna con el sol que a pesar de la distancia saben que se tienen el uno con el otro que a pesar de sus diferencias se aceptan tal y como son y que juntos forman un eclipse perfecto.
Suena lindo, encontrar a tu otra mitad, a la persona que llega a perfeccionar tu mundo. Cerré el libro de frases que me regaló mi mejor amigo; mi hermano. Alonso, nos conocimos desde que tengo memoria aun recuerdo el día en que lo vi por primera vez. Tenía 5 años. Estaba en el parque sentada en la silla del columpio viendo como las hojas de los árboles caían, cuando un niño de ojos azules y cabello rojizo, se sentó en el otro columpio.
—Hola ¿qué miras? —dijo el niño.
-Nada, bueno más bien las hojas, creo que lloran al desprenderse de su mamá —dije viendo la copa del árbol.
—No creo que les duela, ellas no sienten nada —dijo mientras recogía una hoja.—Bueno, eso no lo sabemos. —¿Quieres ser mi amiga? No tengo muchos amigos, y tú me caes muy bien —dijo viéndome con una gran sonrisa que no pude negarme.
—Claro, seamos los mejores amigos —se puso atrás de mí y comenzó a balancearme.
—Sí, seremos los mejores amigos. -Colúmpiame hasta el cielo, quiero tocar esa nube —dije riendo.
—Hasta el infinito y más allá —comenzamos a reír. No pude evitar sonreír al recordar ese momento.
—¿De qué te ríes? Pareces una demente haciendo eso —ese agradable chico es mi mejor amigo ha cambiado mucho desde entonces, ahora es rubio, pero sigue siendo mi mejor amigo.
—De nada, solo recordé el día que nos conocimos —me tire en el pasto y mire hacia el pequeño columpio que colgaba de la rama de un gran árbol. Después que conocí a Alonso encontramos un hermoso prado detrás de mi casa y decidimos que sería nuestro lugar secreto. Aunque después nuestros padres lo descubrieron, mi padre nos construyó ese pequeño columpio. Me trae mucha nostálgica aunque aún lo seguimos usando.
Salimos del lugar y nos dirigimos hacía nuestros vehículos, nuestras flamantes bicicletas.
—Sabía que pasaríamos —dijo Alonso, mientras montaba su bicicleta.
—Tú como siempre lo adivinas, a veces pienso que eres brujo - habíamos pasado los exámenes para entrar al curso de astronomía, desde que tengo memoria me ha fascinado la astronomía, esa es una de las ventajas de estar con Alonso, ya que él se adaptaba a mi mundo y yo al suyo. El cielo comenzaba a nublarse, con Alonso pedaleamos más rápido para evitar mojarnos. Al llegar a casa corrí hacia dónde estaba mi padre para darle la noticia.
—¿Y pasaron?
—¿Tú qué crees? —dije con una gran sonrisa que dejaba ver mis dientes.
—Imaginó que sí, si no no estuvieras aquí, sino con el presidente alegando por no haber pasado - él y Alonso comenzaron a reír.
—Sí, porque no tendría ningún sentido que no hayamos aprobado - saqué tres copas de la alacena y serví un poco de vino.
— Supongo que es un buen motivo para brindar— los tres topamos las copas.
🌠💫💫
Como era costumbre tome mi bicicleta y salí a dar una vuelta me encantaba sentir la brisa fresca de la mañana, ver los enormes árboles y disfrutar de los cantos de los pájaros. Al llegar al pueblo me coloqué los audífonos no me gustaba el ruido de los carros y de las personas. Comenzó a sonar venus de sleeping at last. Me encanta esa canción Comenzaba a cantar la canción de Venus cuándo un tipo se me atravesó haciendo que frenara con brusquedad, quedando frente a su rostro.
Retrocedí rápidamente.
La luz que traspasaba la lona de la tienda comenzaba a ofenderme. Esperen, ya es de día. Me levanté sobresaltada, Jos abrió los ojos confundido. Tenía el pelo alborotado y se miraba muy tierno. Volví a mi desesperación y En definición el mejor don de Jos es: endulzar el oído. Pero me encanta cuando me dice cosas como esas.—Eres un charlatán —me tomo de la cintura y me depositó un beso en la parte baja de mi cuello.—¿Qué te parece si nos escapamos? —sus besos comenzaron a subir por mi cuello, tuve que morderme el labio inferior para no soltar un gemido —también tengo un lugar especial en donde podemos ir de pícnic —me aparte de golpe.—¿De dónde sacaste eso?—También soy buen amigo de Alonso.—Pecoso bocón.—Fui insistente. Podemos hacerle casitas a las tortugas.—En el lago no hay tortugas y ellas no tiene casas.—Podemos averiguarlo.—No creo que me dejen salir a esta hora.—Podemos bajar por ahí —hizo un ademán hacía el balcón. Negué rápidamente con la cabeza.—No, no, no ¿estás loco?—Un poco, vamos no es tan difícil —me tomo de la mano y me saco al balcón. Salto la madera y se encaramó en la rama del árbol - túCapítulo 34
Y es verdad Jos se volvió parte fundamental en mi vida, nada tendría sentido sin él. Todo deja de tener sentido cuando él esta a mi lado, cuando nos hundimos en un inmenso beso, cuando solo importamos nosotros, cuando hacemos nuestro propio universo.—Eres todo mi universo July —me dio un beso corto y me depositó en el suelo. Alan llegó a buscarme con otras personas para que les explicara con más detalle cada fotografía, mientras me alejaba volteaba a ver a Jos y de igual modo no había quitado su mirada de la mía. Al pasar por uno de los pasillos noté que Alonso llevaba a Ariel hacía su fotografía, me acerqué sigilosamente. La fotografía de mi amiga era en dónde ella estaba sentada en el pasto de la escuela con el brazo encima de su rodilla observando directamente a Alonso y él también la está viendo, esa fotografía no pudo quedar más perfecta. Observé que Ariel se acercaba a ver la descripción, que decía: Yo también tengo un universo y para mí eres la única estrella que habi
Nuevamente se repite la historia, nunca había lidiado con algo así, con alguien así ¿debería dejar pasar algo así? ¿Deberia enojarme? Tal vez ambas cosas. No sabía que decirle y él no decía nada.—No sé - la voz se me corto, y es porque siempre lloro cuando me enojo o estoy desesperada, pero en este momento no quiero hacerlo. Me tomo el rostro y pegó su frente contra la mía.—No son celos, tampoco es desconfianza, solo… Únicamente temo perderte. Temo perder a la única persona a la que realmente amo. July, ya no sé vivir sin ti. —¿Por qué tiene que sacar su lado cursi en estos momentos? Sin embargo ayuda mucho —¿Puedes perdonarme? - Levanto mi rostro y pude ver su sinceridad en sus ojos.—No es justo, esta es la parte en que yo hago mis rabietas y no en la que me dan ganas de besarte —él sonrió de oreja a oreja, luego se acercó a mí dándome uno de esos besos que tanto me gustan -me aparte un poco. —No siempre será así Jos, necesitó que me prometas que jamás lo ha
Aún le falta mucho a Jos, y no lo voy a culpar ha vivido así siempre, sé que él cambió le constará.—Tal vez no debí haber venido —gire sobre mis talones y le dedique una media sonrisa.—Está bien, es mejor que nos enfoquemos en las fotografías —baje al sótano en donde tenía mi estudio de fotos.—Aún me falta completar la colección.—Pues estas están muy bien —comenzó a contemplar las fotografías que ya tenía.—Gracias. —Recuerda que solo tienes cinco días. Si quieres puedo darte algunas técnicas para que salgan con mejor calidad.—Eso sería genial —Alan me paso sus tips mientras probaba fotografiar cualquier cosa en la casa, a pesar de que los estornudos no me dejaban ni por un momento. Alonso llegó cayendo el sol.—Que puntual.—Lo siento, me quede entretenido hablando con Ariel.—Ahora la prefieres a ella.—Las quiero por igual.Prepare algo de comer y nos sentamos al rededor de la mesa. —¿Así que no hay ningún
El viento que nos pegaba por la fuerza de la moto ayudó a que nos secáramos un poco, la noche comenzaba a ponerse muy fría, los dientes me temblaban junto con todo mi cuerpo. Jos se estacionó frente a unas ventas ambulantes, se bajó y me ayudo a quitarme el casco. —Si no te cambias te resfriaras.—Estoy bien, cuando llegue a casa.—Ahora, ven —me cargo y me bajo de la motocicleta, tomó mi mano y comenzamos a caminar hacia una venta de ropa.—En serio no es necesario —hizo caso omiso a mis palabras y siguió caminando, tomo un sudadero con la mano izquierda y luego lo puso frente a mí.—Te queda bien - rodé los ojos, luego tomo otro y lo llevo hacia la caja, se lo empacaron y me llevo hasta los vestidores —puedes meter aquí la ropa mojada —me dio una bolsa plástica, la tomé junto con el sudadero. Para ser franca no era feo para haberlo tomado sin ver otras opciones no estaba mal, era negro con capuchón y tenía un alíen en la parte superior derecha, él tomó
Último capítulo