Capítulo 34

En definición el mejor don de Jos es: endulzar el oído. Pero me encanta cuando me dice cosas como esas.

—Eres un charlatán —me tomo de la cintura y me depositó un beso en la parte baja de mi cuello.

—¿Qué te parece si nos escapamos? —sus besos comenzaron a subir por mi cuello, tuve que morderme el labio inferior para no soltar un gemido —también tengo un lugar especial en donde podemos ir de pícnic —me aparte de golpe.

—¿De dónde sacaste eso?

—También soy buen amigo de Alonso.

—Pecoso bocón.

—Fui insistente. Podemos hacerle casitas a las tortugas.

—En el lago no hay tortugas y ellas no tiene casas.

—Podemos averiguarlo.

—No creo que me dejen salir a esta hora.

—Podemos bajar por ahí —hizo un ademán hacía el balcón. Negué rápidamente con la cabeza.

—No, no, no ¿estás loco?

—Un poco, vamos no es tan difícil —me tomo de la mano y me saco al balcón. Salto la madera y se encaramó en la rama del árbol - tú

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