—¿Podemos demandarlos por crueldad y tratos degradantes? —Oliver tenía toda la intención de hacer pagar a la policía por su detención en el hospital.
Lu había aparecido y había confirmado su coartada, eliminando toda sospecha de su participación directa en la muerte de July.
—Interpondremos una querella, tú tranquilo. No esperes menos de una jugosa indemnización —aseguró su abogado.
—¿Y tú dónde estabas? ¿Por qué tardaste tanto?
Lu se le acercó, apenada.
—Tuve que viajar por trámites de la herencia. Ya falta cada vez menos.
—Una buena noticia para variar —dijo con fastidio.
No llevaba ni cuatro días de reposo y ya estaba harto. Incapacitado de moverse se sentía impotente ante todo lo que ocurría. Su reputación y honra estaban por los suelos, si ya le era difícil conseguir inversionistas ahora sería imposible. Un cambio de aires, eso necesitaba, hasta que todo se calmara y el escándalo se olvidara.
—He pensado que cuando recibas la herencia podríamos irnos de viaje. Una temporada fuer