La ausencia de Isabella durante la noche no cambió nada en absoluto en casa; Oliver no le había pedido ninguna explicación, ya ni siquiera le hablaba.
Dos días después ella tuvo que presentarse a la audiencia por el robo en casa de los Johnsons. Devolvió el aparato y explicó sus razones para hacerlo, aun así le dieron una orden de restricción y prohibición de acercarse a cualquier miembro de la familia.
—Tarde o temprano caerá el infeliz —balbuceó cuando salieron de la sala.
—Isabella, mi consejo como tu abogado y amigo es que no causes revuelo. El centro de atención debe ser la desaparición de tu hija y no tú.
—Todos están en mi contra.
—Tal vez deberías preguntarte por qué.
"Porque no son madres, porque no están sufriendo como yo".
Ella sabía que no estaba equivocada y cada día que pasaba sin su hija se convencía más y más de que haría cualquier cosa para encontrarla.
Oliver no la había acompañado a la audiencia, imaginó que seguía furioso. Siguió esperando por su escena de celos