23. Libertad
La Nueva Orleans que Los Arquitectos me mostraron era perfecta.
Demasiado perfecta.
Las calles estaban inmaculadas, sin basura, sin grafiti, sin el caos hermoso y desordenado que hace que una ciudad se sienta viva. Los edificios históricos habían sido "restaurados" hasta quedar idénticos, perdiendo las pequeñas imperfecciones y modificaciones que cuentan la historia de generaciones de residentes.
Y la gente...
La gente caminaba en patrones perfectamente eficientes. No había música callejera espontánea, no había risas borrachas saliendo de bares, no había parejas discutiendo en balcones del Barrio Francés. Todo el mundo se movía con propósito singular, sus rostros serenos pero vacíos.
Esto es orden, explicó la voz de Los Arquitectos directamente en mi mente. Esto es eficiencia. Criminalidad: cero. Desperdicio de recursos: mínimo. Conflicto interpersonal: eliminado.
—¿Y la libertad? —pregunté, aunque no estaba segura si hablé en voz alta o solo pensé la pregunta.
Libertad es ilusión des