Capítulo 79. Justicia.
Las semanas se habían convertido en meses, y los trillizos, Gabriela, Sofía y Mateo, ya no eran frágiles recién nacidos. Sus risas llenaban la mansión Koch, transformándola en un hogar bullicioso y alegre.
Amelia y Noah se habían sumergido de lleno en la paternidad, encontrando una felicidad inmensa en cada pequeño hito de sus hijos.
Sin embargo, la sombra de Amaloa seguía siendo una cuenta pendiente para Noah, una promesa de justicia que no podía dejar de cumplir.
Desde el día en que Amelia y los bebés llegaron a casa, Noah había intensificado la presión sobre sus equipos de seguridad e investigación. La red se había estrechado metódicamente alrededor de Amaloa en Mónaco.
—Señor Koch, la tenemos acorralada —informó Davis por videollamada, su rostro serio—. La presión financiera ha funcionado. Ha agotado sus contactos de alto nivel. Está operando con gente de menor calibre, más propensa a cometer errores.
—¿Dónde está ahora? —preguntó Noah, su voz tranquila, pero con un filo de espada