Laurent sintió un profundo deseo de golpear el rostro de su hermano menor, lo odiaba, Lorenzo y su superioridad que siempre lo miraban por debajo, su padre estaba más allá de complacido con todo lo que el menor de sus dos hijos había logrado, controlar todo el mercado de estupefacientes en Italia y los alrededores, incluso, tenía gente en Estados Unidos, Inglaterra, y una lista interminable de países que lo veneraban como si fuese un dios, el dios del inframundo.

— Puedes creer toda esa mierda que acabas de escupirme hermanito, pero la realidad, es que no eres más que un vil y sucio delincuente, el legado de los Visconti es algo que deseas con fervor, lo sé muy bien, porque solo así podrás desaparecerlo, ¿Quieres que pida perdón a la tumba de mamá? Bien, puedo hacerlo, pero dime ¿De que servirá eso?, ¿Ella volverá a vivir?, ¿Su alma estará en paz? Entiéndelo Lorenzo, ella está muerta, y nosotros seguimos aquí, si realmente crees en esa basura después de la muerte, entonces debes saber