Capítulo 126: La hora del llamado.
— ¿Quién puede ser ese? — cuestiono Benedictino y Franco guardo silencio. — Luciano Visconti…mi progenitor, es aquel a quien yo busco aniquilar a toda costa. — dijo Lorenzo logrando sorprender a todos. — Mi nombre real es Lorenzo Visconti, soy el hijo menor de ese terrible hombre. —
Un silencio sepulcral se instaló en medio de todos ellos.
— En esa emboscada vi la oportunidad perfecta para huir, muerto, nadie me seguiría a ningún lado, ustedes podían alejarse de esta vida tener una más normal, se lo merecían, no tenía derecho a meterlos en este negocio, solo nosotros cuatro sobrevivimos a la crueldad de los primeros sicarios de Armani, al morir yo nuestro equipo desaparecería. — respondió el tatuado sentándose en un pequeño kiosco a unos cuantos metros de la lápida de Damián.
— Sabía que Franco cuidaría de ustedes cuando yo no estuviera, le hice prometerlo, que, si yo en algún momento llegara a faltar, les daría una nueva vida, lejos de ese mundo y por lo que se lo cumplió, ahora estu