Julian está más que decidido. Va a ir a la suite de Giorgia y va a hablar con ella para exponerle sus deseos: quiere pasar otra noche con ella, o quizá dos, o tres, o las que sean. Probablemente, muchas más, hasta que regresen a Nueva York o hasta que se aburra de comer el mismo menú. Pero, eso sí, sin etiquetas, sin compromisos y sin nada más que no sea sexo casual, rudo, salvaje y ardiente. Follar hasta quedar extenuados e inconscientes, para saciar ese deseo sexual que seguramente ella también debe sentir.
Oh, sí. También le hará un favor a ella.
Cuando se detiene frente a las puertas cerradas del ascensor del hotel, sonríe ampliamente y satisfecho por la resolución a la que ha llegado para resolver su problema. Extiende el brazo y se inclina hacia la pared para oprimir el botón. Una vez que lo hace y aleja su mano del panel, frota sus manos y mira abajo, al suelo, imaginando que la gordita también estará de acuerdo con esa idea.
'Ding'
El sonido que hace el ascensor al llegar al v