Luego de pronunciada sus palabras, la chica se le lanzó encima, pero como Nico estaba paralizado por la sorpresa que le causó su respuesta, perdió el equilibrio y ambos cayeron al suelo, aunque logró abrazarla para amortiguar con su cuerpo la caída, no pudo evitar preocuparse por la condición de Lucila.
— ¿Estás bien? ¿Te lastimaste algo? —Interrogó con preocupación Nico, mientras le levantaba el rostro por el mentón y la observaba fijamente.
Ella hizo un puchero y fingió un gemido —Si me duele aquí—. Respondió con un tono lastimero. Al escucharla Nico se incorporó sentándose en el suelo con ella en su regazo y comenzó a revisarla preocupado de que se hubiese fracturado algún hueso en la caída.
—¿Dónde te duele mi amor? —Volvió