CAPÍTULO 33. DUDAS QUE HIEREN

Al escuchar la pregunta, el tono de angustia en la voz de su hermano y su rostro totalmente desencajado, se llevó una mano a su nariz, se limpió el líquido que corría y sin ver sabía de qué se trataba.

Él la tomó por las mejillas y le preguntó desesperado, mientras recorría su rostro con las manos —Por favor, hermanita ¿Dime que te está pasando? ¿Por qué estás sangrando? ¿Estás enferma?

Jovanka movió negativamente su cabeza, se le hizo un nudo en la garganta al verlo tan mortificado, le tomó la mano y le colocó la otra en la mejilla —. No te preocupes, estoy bien. Ese sangrado es solo una irritación de mi nariz… Es que me dio alergia y empecé a estornudar y se me iiritaron las fosas nasales.

—¿Estás segura? —ella movió

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