Capítulo 68. Enganchados y cargados.
Yo sollozaba debajo de él, suplicando con todo mi cuerpo, porque ya podía sentir la presión acumulándose en la base de su polla; hinchándose, estirándose más, como si mi coño estuviera a punto de ser jodidamente bloqueado de nuevo.
Y entonces sucedió.
El nudo, el maldito nudo comenzó a presionarme, de forma lenta, pero enojada, estaba tan hinchado que me hizo jadear y mis piernas temblaron tan fuerte que los dedos de mis pies se enroscaron en las sábanas. Podía sentirlo contra mi entrada, estirándome, arrastrándose por mis paredes ya desgarradas, como si mi coño no estuviera listo, pero no importaba una mierda, porque él lo iba a tomar de todos modos.
Grité.
No fue un grito lindo. No, ese era un sonido jodidamente animal, que hizo temblar todo mi cuerpo y me rompió la garganta, mientras su polla se empujaba más profundamente, presionando ese nudo en mí con una fuerza tan brutal que provocó que toda mi pelvis doliera y mi coño luchara por seguir el ritmo.
—Papi. Papi, es demasiado. —Sol