~Lira~
—Eres Omega —Eso fue lo que dijo. Bajo. Lento. Como si se dictara una maldita sentencia.
Sus ojos ardieron a través de mi piel. Más allá de la tela de mi vestido. A través de cada capa de defensa que no tenía. Él podía verlo. Podía jodidamente olerlo. Y sentí que estaba a punto de arder.
Quise mentir. Quise reír y decir que no. Quise correr. Excepto que mis piernas eran gelatina. Mi columna vertebral había desaparecido. Mis muslos estaban pegados como si intentara contener una inundación y no funcionara.
Se inclinó y juro que dejé de respirar. Su boca se acercó tanto a mi oído que pude sentir su calor contra mi piel. Mis rodillas casi cedieron cuando volvió a hablar.
—Lo supe en el segundo en que me tocaste.
—Sin marcar —susurró, como si fuera la palabra más sucia que jamás hubiera dicho—. Y empapando ese bonito vestidito.
Mi cuerpo me traicionó. Gemí. Mis dedos se apretaron más alrededor del vaso en mi mano hasta que se arrugó como papel.
—Estás temblando —dijo.
No solo estaba