~Lira~
Tomé una respiración temblorosa. Mi corazón golpeaba contra mis costillas. Intentaba actuar con calma. Relajada. No como si estuviera a segundos de salir corriendo o de caer de rodillas, lo que ocurriera primero.
—Yo… bueno… estoy aquí por el verano.
Sus ojos volvieron a bajar. A mis muslos. A la forma en que estaban tan apretados que yo prácticamente vibraba. Se inclinó como si fuera a susurrarme algo sucio al oído, y por un segundo entré en pánico. Pensé que me iba a delatar. Decir que podía olerlo en mí. Que apestaba a Alfa y a algo prohibido. Pero no lo hizo. Solo arrastró una uña roja perfecta por el centro de mi pecho… sin tocar, pero lo suficientemente cerca como para que mis pezones se endurecieran bajo la malla. Y susurró:
—Deberías tener cuidado, Lira.
Parpadeé rápidamente. —¿Qué?
Ella sonrió con suficiencia. —Aquí hay lobos que harían cualquier cosa por hincarle el diente a una Omega sin pareja.
Dio un paso atrás, dejando caer su mirada una vez más sobre mis piernas.