capitulo 2

Kristin camino con paso apresurado hacia la cabaña donde Noah se alojaba, todo el cambio era oscuro, y las piedras crujían bajo sus pasos, al llegar aquel lugar que siempre estaba tan cálido e iluminado, ahora estaba completamente apagada. 

Kristin tocó la puerta. —Noah… estoy aquí...¿Qué está pasando? —dijo nerviosa.

El silencio fue inevitable, Kristin preocupada tocó una y otra vez, cada vez más fuerte. —¡Noah! —insistió, sintiendo cómo el miedo le subía por la garganta.

No hubo respuesta.

Se acercó a la ventana para ver, pero las cortinas estaban cerradas, miró alrededor, no había señales de él, ni siquiera humo saliendo de la chimenea. —No puede ser… él dijo que nos veríamos hoy… —susurró, con la voz llena de preocupación.

Lo llamó, otra vez, el mismo silencio eterno. Kristin tragó saliva, sintiendo que su pecho comenzaba a oprimirse.

En ese momento, una voz la llamó desde lejos —¡Kristin!

Ella se giró y vio a Hannah corriendo hacia ella. —¡Por fin te encuentro! —Hannah respiraba agitada— Tu abuela está preocupadísima, me dijo que saliste temprano y no regresabas, debes enseñarle usar un teléfono.

Kristin la miró con desesperación. —Hannah… Noah no vino al lago, no está en su cabaña...no contesta mis llamadas, sé que algo malo le pasó.

Hannah la sostuvo de los hombros con cuidado y dijo calmada —Kristin… puede que haya surgido una emergencia y haya salido, hay muchas explicaciones, no pienses lo peor.

—Pero él me hubiera llamado para decirme que no nos podríamos ver hoy—respondió, asustada —Tal vez, le pasó algo en el camino.

Hannah sujeto su mano y dijo —Vamos a casa, Noah seguro te llamará luego, mañana temprano regresamos, hoy ya es tarde.

Kristin dudó por un momento, quería quedarse ahí y esperar a que Noah regresara, pero no quería preocupar más a su abuela —Está bien… vamos.  

De repente, un hombre se acercó en medio de la oscuridad; era el administrador de la villa, un hombre mayor que siempre había sido educado con Kristin. —Se fue esta mañana, no tiene que regresar mañana.

—¿Se fue? —repitió desconcertada, como si la palabra no tuviera sentido.  

—Así es señorita, entregó la llave y se fue con su equipaje —dijo él con seriedad.

Kristin se rio nerviosa, sintió que el suelo se movía bajo sus pies —Pero… ¿A dónde fue? ¿Dejó algún mensaje? ¿Un número nuevo?

El hombre frunció el ceño —Lo siento, señorita... no tengo permitido dar información personal de los clientes —tan pronto dijo eso, el hombre dio media vuelta y se fue, sin dar más explicaciones. 

Kristin miro a Hannah que estaba igual de desconcertada y dio un paso atrás, sintiéndose como si le hubieran arrancado el alma del cuerpo —¿Qué está pasando?... Noah no pudo haberse ido así sin más, seguro paso algo estoy segura.

Kristin intentó convencerse a sí misma de que debía haber una explicación. Hannah, sin saber cómo reaccionar, simplemente llevó a su amiga a casa, esperando que con el tiempo todo mejorara, sin embargo, nadie imaginó que apenas días después de la desaparición de Noah, la noticia más dolorosa llegaría de golpe: el hombre al que Kristin había amado con todo su corazón anunciaba su compromiso con otra mujer.

La noticia la destrozó. Kristin se derrumbó al sentirse traicionada y utilizada. Noah había sido su todo… y él simplemente la abandonó.

Pronto, en el pueblo comenzaron los murmullos, las señoras comentaban que la pobre Kristin había caído en las manos de un hombre infiel que solo buscaba una aventura antes de casarse, todos la conocían, la habían visto crecer; la querían como a una hija… y ahora odiaban al hombre que la había dejado con el corazón roto.

Los días pasaron, pero ella no mejoraba, seguía intentando llamar, mandando mensajes, buscando alguna explicación, pero no había nada.

Kristin dejó de dormir, apenas comía, trabajaba en el restaurante con el corazón apagado y la mirada perdida, su abuela y Hannah intentaban consolarla, pero nada funcionaba.

Hasta que una tarde, mientras atendía a los clientes en el restaurante, su vista se nubló.

—Kristin… —escuchó la voz de una cliente— ¿estás bien?

Pero antes de poder responder, todo se volvió oscuro.

Había caído al suelo.

Cuando Kristin abrió los ojos, estaba en la cama de su habitación, su abuela lloraba en silencio a los pies de la cama, y Hannah la miraba con la cara llena de preocupación.

—¿Qué… pasó? —preguntó Kristin con la voz débil.

Hanna se acercó y dijo —Te desmayaste... El doctor vino y… tenemos que hablar contigo.

El corazón de Kristin dio un vuelco —¿Qué ocurre? ¿Estoy enferma? —dijo angustiada.

Hannah inhaló hondo antes de responder —No, Kristin… estás embarazada.

El silencio llenó la habitación, Kristin sintió que todo se le venía abajo—No… imposible… —susurró, con los ojos abiertos como platos, mientras las lágrimas caian lentamente por sus mejillas.

Kristin rompió a llorar, no sabía que hacer, todo fue tan inesperado que era tan doloroso para ella poder asimilarlo —Lo siento abuela, te he decepcionado, me pediste que tuviera cuidado con Noah porque era mi primera relación... pero...— dijo con la cabeza agachada.

—Levanta el rostro, no tienes por qué pedir perdón —susurró su abuela con voz temblorosa, acariciándole la mejilla— Todos tropezamos en la vida, pero tú no estás sola, todo va a estar bien, te lo prometo —añadió mientras la abrazaba. 

—¿Cómo voy a criar a un bebé… si el hombre que amaba está con otra mujer? ¿Cómo pudo usarme de esa manera? —su voz era un hilo desesperado— ¿Cómo pudo abandonarme así…?

Hannah la abrazó.

—Ya no pienses en eso, Kristin, concéntrate en tu bebé, él te necesita ahora.

Kristin cerró los ojos, sentía miedo, tristeza, pero también se prometía cuidar bien de su bebé, aunque fue inesperado, no quería ser como sus padres que la abandonaron sin dudarlo.

Esa noche, cuando ya todos dormían, Kristin absorta en sus pensamientos, toco su vientre —No te preocupes —susurró con voz temblorosa— Aunque tu papá no esté… yo voy a cuidarte...no voy a abandonarte como él me abandonó a mí.

Pero Kristin comprendió entonces que quedarse en el pueblo era seguir recordando el dolor que le causo Noah, cada rincón le recordaba a Noah o mejor dicho… a Henry.

Tomo una decisión, un día, mientras cenaba con su abuela y con Hannah, el silencio era pesado, casi duro.

—Abuela, me quiero ir del pueblo.

La abuela la miró con calma, como si hubiese esperado esas palabras.

—¿A dónde quieres ir, hija?

Kristin tragó saliva —A Berlín, quiero empezar desde cero, criar a mi bebé alli, y también quiero … Enfrentarme al hombre que me dejó.

Hannah la miro desconcertada, no podía creer que Kristin aún insistía en hablar con Henry, preocupada, pero comprensiva, pregunto —¿Estás segura de que quieres hablar con ese hombre?

Kristin sintió —Si me quedo aquí, nunca voy a sanar y sobre todo él merece saber de la existencia del bebé.

Hannah, aunque estaba dudando del juicio de Kristin, no dijo nada y solo suspiro.

Su abuela tomó su mano con firmeza —Entonces nos vamos las dos, venderemos la casa y el restaurante... no me importa dejar nada atrás mientras esté contigo.

Kristin no pudo contener las lágrimas, su abuela había sido su hogar desde que la encontró abandonada a los cinco años. Y ahora, una vez más, estaba lista para acompañarla, sin preguntas, sin reproches.

—Gracias, abuela —susurró.

Hannah también se levantó y las abrazó a ambas.

—Yo iré con ustedes, después de todo, no puedo dejar solo a Kristin ahora que está esperando un bebé.

Kristin las abrazó fuerte.

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App