Kristin camino con paso apresurado hacia la cabaña donde Noah se alojaba, todo el cambio era oscuro, y las piedras crujían bajo sus pasos, al llegar aquel lugar que siempre estaba tan cálido e iluminado, ahora estaba completamente apagada. Kristin tocó la puerta. —Noah… estoy aquí...¿Qué está pasando? —dijo nerviosa. El silencio fue inevitable, Kristin preocupada tocó una y otra vez, cada vez más fuerte. —¡Noah! —insistió, sintiendo cómo el miedo le subía por la garganta. No hubo respuesta. Se acercó a la ventana para ver, pero las cortinas estaban cerradas, miró alrededor, no había señales de él, ni siquiera humo saliendo de la chimenea. —No puede ser… él dijo que nos veríamos hoy… —susurró, con la voz llena de preocupación. Lo llamó, otra vez, el mismo silencio eterno. Kristin tragó saliva, sintiendo que su pecho comenzaba a oprimirse. En ese momento, una voz la llamó desde lejos —¡Kristin! Ella se giró y vio a Hannah corriendo hacia ella. —¡Por fin te encuentro! —Hannah resp
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