Estoy segura que no podía estar más roja, me sentía las mejillas hirviendo y no podía mirarles a la cara ni a Indra y muchos menos a Apolo, qué vergüenza tan grande, aunque, ahora que lo pienso bien, cuando él conoció a mi madre también bromeó con ella sobre este tema para molestarme un poco y la verdad, Indra no parece estar disgustada, al contrario, se está divirtiendo de lo lindo, creo que es hora de desquitarme un poco
-Apolo, ¿pero por qué te molestas? Yo solo estoy diciendo la pura verdad, ¿qué hay de malo en eso?
-Sí Apolo, ¿qué hay de malo? –dijo Indra
-Freya, no vayas por ahí, te lo advierto
-Uy, ahora sí estoy aterrorizada ¡qué miedo, voy a morir! –dije a modo de burla pero podía ver como la cara de Apolo se encendía poco a poco
-Ya verás, lo vas a lamentar después
-Freya, ten cuidado que más tarde te va a dar órdenes en la recámara y las paredes de aquí no permiten que se escuche nada fuera de los cuartos, si gritas por auxilio nadie po