Hay que encontrarlas I

Burak

Dos días después y seguimos igual que antes, sin ninguna noticia de nuestra mujer o de mamá, y no fue por falta de búsqueda o de recursos para organizar la misma, sino porque no existen pruebas de dónde pueden estar.

La desesperación nos llevó a dónde estamos ahora frente a las puertas de la maldita empresa que es manejada por la única hija de Johannes Analdi, Morindia.

Supongo que ninguna duda a la única propuesta fiable qué Ibrahim pudo ofrecer en un momento de desesperación, sobra decir que mis padres y mi abuelo no estuvieron de acuerdo con esto, pero al ver la reacción de la señora simons ante la desaparición de su nieta decidió apoyarnos contra todo pronóstico.

Esa mujer lloró a mares cuando vió a Pancho en la cama del veterinario, se acercó cuidadosamente y nos prometió cuidar de él hasta que su nieta volviera, que lo ama igual que a un hijo y que no permitiría que Dios fuese tan cruel como para quitarle la vida.

Mis padres al verse acorralado contra la espada y la pa
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