El chico se agacha al frente de Hannah y Hazel lo ve alarmada, quería hacer algo en contra, pero tampoco quería equivocarse y hacer un escándalo.
—¿Qué sucede con la niña? —pregunta Hazel examinándolo con la mirada, él la mira y queda hechizado por un rato, le sonríe y vuelve a ver a la pequeña.
—Simplemente quería decirle que se le cayó esto. —Saca un osito de peluche de la oreja de Hannah, tal cual como el truco de la moneda.
—¡Wouh! No sabía que tenía eso en mi oído, gracias. —Lo abraza y Hazel la separa de él inmediatamente, el chico la ve un poco extrañado por su actitud, pero a la vez comprendía la desconfianza.
—No abraces a extraños hermanita. —Hazel da media sonrisa al chico y él se levanta.
—Lo siento. —Hannah agacha su rostro.
—No sabía que no te lavabas los oídos hermana —bromea Alex y ella le hace un mal gesto.
—Al menos tengo un peluche, ¿Y tú? —Le muestra su lengua y Alex no lo toma bien, el chico pelirrojo se ríe y le alborota el cabello al chico.
—Seguramente tú también debes tener el oído sucio. —Saca un carrito de su oído y Alex lo ve impresionado.
—¿Cómo hiciste eso? —Ladea un poco su cabeza y golpea uno de sus oídos para que puedan salir más de esos carros, haciendo reír aún más al chico.
—Solo es un truco de magia, ¿Jamás habían visto uno? —Los niños negaron y Hazel lo veía con desconfianza.
—No salimos mucho —responde Hazel un poco malhumorada, pues no sabía si podía confiar en él.
—Entiendo. —Lo lamenta con la mirada.
—Devuélvanle sus trucos chicos, seguramente los necesitará para otros actos, además nos tenemos que ir. —Los pequeños asintieron, Hazel trata de ser cortés y le sonríe—. Gracias.
—No hay de que, igual no deben devolverlo, eso es suyo. —Ellos se alegraron y se quedaron con su juguete.
—¿Siempre regalas juguetes a personas extrañas o debería preocuparme? —Hazel arquea una ceja y lo ve con indiferencia.
—No deberías preocuparte, siempre me la paso en esta estación realizando mis trucos. —Ella se remoja los labios y hace un pequeño sonido con su lengua.
—Mmm ya, no puedo asegurar eso, ¿Y por qué justamente ellos? —pregunta con mucha curiosidad, la idea de que el chico pueda ser una sombra no podía ser descartado.
—Pues solo quería llamar la atención de su hermana mayor. —Hazel abre los ojos como platos y se molesta.
«¿Cómo puede fijarse en Hannah? Es una pequeña», pensó Hazel.
Luego se da cuenta que se refería a ella misma, por lo cual no sabe que responder y solo asiente.
—Eres muy linda y tu look llama mucho la atención, realmente eres mi gusto —dice el pelirrojo.
—Ok, bueno, gracias por tu truco de magia, adiós. —Toma la mano de los pequeños y trata de alejarse lo más pronto posible.
—Pero esa era tu oportunidad de preguntarle sobre en qué tren montarnos Hazel —se queja Alex.
—No parece de fiar. —Busca con la mirada con quién más podría hablar.
—Es eso, o simplemente te incomoda que le gustes a alguien más que no sea solo el tele transportista, porque solo tienes ojos para Jackson —comenta Hannah mientras acaricia su peluche, Hazel desorbita los ojos impresionada, estos niños tenían toda la atención de su vida, era fácil comentar de ella.
—Ya sé quién puede ayudarnos. —Los ignora y logra ver a una señorita en una taquilla.
Tal vez era primera vez para Hazel en el mundo mortal, pero en el mundo Oscuro también hay ese tipo de taquilla y normalmente es para atención al cliente, a diferencia que en el mundo Oscuro se atendía si necesitaban que alguien muriera o que hicieran daño.
—Disculpe señorita… —Acerca su voz a la rejilla de la taquilla—. ¿Qué tren debo tomar para llegar a Francia? —pregunta inocentemente y la chica que estaba del otro lado se le escapa una sonrisa.
—Sería varios trenes amiga —dice sin dejar de reír.
—Disculpa, es que es primera vez que viajo. —Estaba muy avergonzada.
—Oh entiendo. —Se arrepiente por inconscientemente humillarla—. Bueno, no te preocupes, te daré un folleto de como llegar, seguramente tendrás mucho dinero para viajar con tus hermanos, ¿no? —Teclea unas cosas en la computadora.
—No sé si alcance, ¿Cuánto debería tener? —Hazel trata de sacar su monedero y contar los billetes que había cambiado en el mundo Oscuro con buhonero.
—No es tan caro, sería veintisiete dólares por persona y veo que viajas con tus hijos… —Hazel la interrumpe.
—Mis hermanos —la corrige.
—Lo siento, bueno, sería ochenta y un dólares por los tres para llegar a Bucarest, serían nueve horas y veintiún minutos. —Le pasa un folleto y Hazel lo toma para revisarlo.
—No alcanzó ni para nuestro primer viaje. —Lo nota en su monedero y toca su frente con preocupación.
—Señorita, nosotros también necesitamos comprar nuestro ticket para viajar —dice un señor atrás de ellos, Hazel se voltea y ya se encontraba una fila larga.
—Lo lamento, pase adelante… —Toma a los niños y se hace a un lado.
—¿Qué vamos a hacer? —pregunta Alex viendo con detalle su auto de juguete—. Ojalá tuviera un súper poder para agrandar este auto y que se nuestro transporte.
—Podríamos vender estos juguetes que nos dio el mago —dice Hannah con tristeza.
—Claro y le decimos al mago que lo perdimos para que nos dé más juguetes para volver a venderlos —apoya Alex como si fuera una buena idea.
—O le decimos que nos multiplique el dinero. —Hannah sonríe como si fuera buena idea.
—O con gusto les prestaría dinero. —Una voz que los hace voltear a los tres.
—¿Mago? —Le sonríe Hannah.
—Realmente me llamo Jason Stines, es un placer… —Ofrece su mano y Hazel no tiene ni la amabilidad de estrecharla.
—¿Por qué me prestarías dinero? Ni siquiera me conoces, a penas me conoces, además de que no lo aceptaría. —Ella se cruza de brazos y voltea su rostro con orgullo para no mirarlo.
—Porque soy buena persona y sé que lo pagarías, también podrías tomarlo como un regalo de otro truco de magia. —Guarda su mano en su bolsillo para no seguir quedando en ridículo.
Hazel se lo piensa, esto podría ser una oportunidad como también podría ser una condena dependiendo de lo que el chico quiere a cambio. Pero aún así, tenía que hacerlo, no había mucho tiempo y en cualquier momento las sombras seguramente le deben estar pisando los talones.
—Piensa rápido Hazel, tenemos que irnos ahora. —Alex toma la mano de Hazel y le da un pequeño tirón para que reaccionara.
—Está bien, acepto. —Ofrece su mano para que sea estrechada y Jason la mira extrañado.
—¿Aceptarás así nomás? ¿Sin saber cuál es mi petición? —Se veía raramente feliz y parecía peligroso.