—¿Qué? No, ellos saben dónde están, estoy segura de que trabajan para Apolo. —Se altera Luna y Red intenta llevársela—. Tal vez con esto si me reconozcan.
Luna estira su brazo y le congela los pies a los dos hombres, luego uno de ellos toca su oído y dice “Señor, tiene que venir”.
***
—¡¿Ficere?! ¿Pero como…? —se pregunta Apolo muy confundido.
—No lo sé, quedamos atrapados y tuve que usar mi calor al lado de ella, casi la mato —recuerda Red muy preocupado.
—Que quedarás viva es extrañe e imposible —dice Jean y antes de que Luna pueda contestar eso, Apolo abre su boca.
—Tal vez sea cierto, pero son criaturas, así que todo es posible. —Apolo camina cojeando hacia ellos.
Desde que llegaron Red y Luna, se encontraban sentados en el comedor, pero Apolo por ansiedad de querer salir a rescatar a Hazel, se había queda parado con el hombro recostado en el umbral de la entrada de la cocina del escondite secreto.
—Sé que le fascinaría mucho seguir escuchando para hacer una investigación sobre es