19. ¿Un sueño o un recuerdo?
El corazón de Lilia latía desbocado. No estaba ebria, ni siquiera ligeramente mareada, pero la cercanía de Alexander, el calor de su cuerpo sobre el suyo, la mirada cargada de deseo que le dedicaba… todo eso era demasiado.
La atracción que sentía por él era innegable, pero también lo era su sentido común.
—Alexander… —susurró con un temblor en la voz—. Estás borracho… por favor, no hagas esto…
Intentó soltarse, forcejeó con suavidad, pero con firmeza. Él era demasiado fuerte, y su agarre, aunque no violento, era posesivo, cargado de deseo. La mirada de Alexander bajó hasta sus labios y los rosó suavemente, y entonces habló con voz baja, ronca, casi peligrosa:
—Hueles delicioso…
Antes de que Lilia pudiera replicar, él la besó. Fue un beso lento, exploratorio, que la tomó por sorpresa. Ella dudó… pero poco a poco dejó de resistirse. Su cuerpo le traicionaba. Cerró los ojos y respondió al beso, profundizándolo sin pensar. Había esperado ese contacto en más de una ocasión, lo había imagina