Leticia sabía… que si un alfa en celo, fuera la razón que fuera, la mordía en el momento que creara un nudo dentro de ella… la enlazaría y eso haría a Rayan suyo. De ningún otro omega.
Ese sentimiento egoísta brotó en su corazón y solo se hizo más fuerte con cada lamida que le daba Rayan cerca de esa zona sin llegar directamente a su nuca.
–Muérdeme– la palabra salió tan natural de los labios de Leticia que hasta ella mismo se estremeció.
Sabía que era una locura, que incluso Rayan se molestaría con ella por mentirle que era un omega… que le robaría su destino a otro omega y la capacidad de ser feliz junto a su pareja destinada, que pondría en riesgo todo el trabajo que había hecho hasta ahora y su plan, que condenaría a Rayan a quizás no poder tener descendencia, aun así… Leticia no se retractó.
Muy pocas veces había sido egoísta por algo que realmente quería. Y esta era la vez que más convencida estaba de hacerlo.
Por lo que reunió lo que le quedaba de fuerza y torció su brazo hacia