Leticia se arrastró hasta que encontró el celular. Jadeó y antes de poder revisar tomó un largo respiro. Estaba tan agotada que temblaba de pies a cabeza. Miró la pantalla como pudo y encontró al menos 6 llamadas del mayordomo, 3 de Cassandra y 7 de su padre. Estas últimas la estremecieron.
En eso la pantalla se iluminó y era el número de Mark. Leticia tragó en seco.
–Dime– respondió. No hacerlo solo dilataría más el momento.
–¿Dónde estás?– la pregunta fue acompañada de un gruñido. Su padre estaba realmente molesto.
–Disculpe, padre, tuve un percance y no tenía mi celular cerca.
–Vuelve ahora, tenemos que hablar– y tras esto colgó la llamada.
Leticia cerró los ojos y respiró profundo. Aquello… no terminaría bien. Su padre molesto sería un problema, pero esta era la oportunidad: tenía que aprovechar que estaba allí para poder ingresar a su oficina.
Se dejó caer contra la pared más cercana, con cada parte de ella temblando. Se mordió el labio inferior para no gemir de dolor. Su cuerpo