Aunque intentamos que no nos hicieran fotografías aquellos paparazzi, era imposible ya que nos seguían como el lobo que persigue a su presa. Como pudimos entramos en una de las tiendas que había de ropa, para intentar escondernos entre aquellas prendas
— Creo que no habéis buscado un buen escondite, esos buitres no se moverán hasta que consigan lo que quieren — escuche la voz de Gabrielle
— ¿Y tú quién eres? buscaremos otra salida si no se van, asi que dejanos en paz — le dijo mi amiga
— Solo quería ayudaros verdad Alice, ¿Ya te ha dejado tu amo Adrian salir de la cueva? — me preguntó Gabrielle
— Yo no tengo amo ni soy sumisa de nadie, además estoy segura que a esos paparazzi, los has llamado tú ¿o me equivoco? — le pregunté, dándome cuenta de la sonrisa picaresca que tenía en sus labios
— Vamos Alice, lo único que intento es ser tu amiga y ayudarte, se que como tu querido esposo se entere de que has salido de su casa sin su permiso, se perfectamente que te va a hacer — me dijo
— ¿Y t