Adrian puso sus manos en mis pechos acariciandolos despacio, dando de vez en cuando algún pellizco que otro a mis pezones, haciendo que moviera mi cuerpo mientras gemía de placer
— ¿Preparada? — me preguntó, mientras sentía el calor de sus labios por mi espalda
— No, pero pregunta, ya no tengo escapatoria —- le dije mientras las lágrimas caían por mis mejillas
Adrian, acaricio mi cuerpo mientras su mano iba bajando hasta mi sexo, rotando mi clitoris con uno de sus dedos, e introducia sus otros dedos dentro de mi. Moví hacia arriba y hacia abajo mi cabeza, buscando apoyarme en su pecho, pero no me lo permitia.
— ¿Te has estado acostando con algún hombre estas dos semanas que no nos hemos visto? — me pregunto
— No he salido de mi casa — le conteste
Me hizo notar como algo pegajoso, que me estaba poniendo en mi virginidad, mientras mi cuerpo temblaba, esperando el dolor que me imaginaba me iba a dar
— Mentirosa —- me susurro en mi oído
— Hayyyy, por favor no — le grite llorando, cuando