6. BRÚJULA
Incluso a mí me parece una locura, pero amo a esa pequeña mujer intensamente, más de lo que la amé ayer y mucho más de lo que la amaba al conocerla. Y el haberla visto en aquella cafetería, sentada junto a ese hombre apuesto, como una dupla de amantes perfectos, me hizo vibrar los nervios y sentirme inseguro por primera vez en toda mi vida. Una explosión de celos invadió mi cuerpo en aquel momento; me supieron amargos y asombrosamente desagradables.
Comencé a crear historias en mi cabeza, a componer su relación, y mi mente me lanzó a la cara la posibilidad de que ellos fuesen más cercanos de lo que ella me dice. El hecho de que aquel hombre fuese su padrastro, cuya edad es cercana a la mía y con un aspecto físico llamativo, es algo que mi cerebro se niega a digerir por lo fantasiosa que es la historia que mi esposa me ha contado sobre ella y él.
¿Un mismo apellido? ¿Un hombre apuesto y joven? ¿Una relación extraña? No puedo sino imaginar el peor vínculo: un antiguo matrimonio del que e