1. OBSESSED
Desde el balcón de la habitación, revisé la hora en la pantalla del celular y me llevé un puro a los labios. Entre la nube de humo gris que expiré al cielo, leí 2 a.m., la hora sobre un fondo de pantalla predeterminado del dispositivo, junto a incontables notificaciones, llamadas y correos de parte de mi secretaria Julieta.
Apagué el celular y fijé una desenfocada mirada en el oscuro océano frente al hotel. Le había prometido a mi esposa que esas vacaciones serían solo para ambos, sin intervenciones del trabajo de mi parte, todo con el objeto de salvar nuestro desgastado matrimonio.
Me resultaba un precio absurdo por un matrimonio del que ya estaba aburrido.
—¡Adam!
Los brazos delgados de mi mujer me rodearon desde atrás. Apoyó una sonrojada mejilla en mi espalda desnuda y yo tuve que volverme, notando su cuerpo demasiado caliente. Sabine tenía la grisácea mirada nublada por la cantidad de vino que había bebido, y algunas hebras de cabello negro le caían en la cara.
—¿Pasaste toda la t