CAPÍTULO 62. Sin pruebas...

La jueza tuvo que llamar al orden, por supuesto, porque no estaba bien que una persona gritara en el estrado de aquella manera, pero honestamente casi casi se le había adelantado porque ella estaba a punto de hacerle la misma acotación al abogado.

—¿Tengo que decir "objeción"? —preguntó Connor.

—No, no es necesario, Licenciado Sheffield —respondió la Jueza Adams—. Señora Guerrero por favor siéntese. Licenciado Willougby... procure reformular su pregunta para que yo pueda comprenderla mejor.

Willougby carraspeó molesto pero se acercó de nuevo.

—Es simple Su Señoría. Mi cliente jamás había sido un hombre violento hasta este momento. No hay indicios de que jamás haya maltratado a la señora Guerrero, y el único testigo que tienen según ella llegó mucho después de los sucesos y mi cliente definitivamente no estaba cerca —exclamó como si fuera evidente que le habían tendido una trampa o algo así—. ¿Por qué debemos confiar más en ese testigo que en la palabra de mi cliente?

—¡No se trata de
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