—Lo que dices tiene razón. —dijo Bella—. Pero Vicente es el tipo de persona que ha visto de todo. Aunque no es tan guapo como ese despreciable Diego, tiene hombros anchos, cintura estrecha, piernas largas, y es un hombre atractivo; además, es militar, así que no le falta nada.
—¿Y qué hacemos? —preguntó Irene.
—Mañana iré a buscar a Estrellita y la llevaré a tu hotel. Hablaremos más entonces. —Bella le preguntó—. ¿Ya llegaste?
—Casi.
—Entonces no cuelgues. —dijo Bella—. Cuelga cuando entres al hotel.
Sabiendo que Bella estaba preocupada por su seguridad, Irene asintió y preguntó.
—¿Y cómo es que Ezequiel también vino?
Bella miró a Joaquín. Él, a su vez, miró al techo del auto y luego al exterior, con una expresión inocente.
—Los gatos siempre llegan cuando huelen la presa, y tú eres el pez. Ezequiel tiene un buen olfato. —Bella desvió la mirada.
—¿Qué tipo de comparación es esa? —Irene se rio.
—Es lo que hay. —respondió Bella—. Te lo digo en serio, mañana debemos estar en la misma sint