—¿Ya lo has pensado? —no pudo evitar preguntarle a Diego—. ¿No te da vergüenza?
—¿Vergüenza? —Diego le respondió—. ¿Y tú crees que Joaquín siente vergüenza?
—No. —Vicente reflexionó un momento y luego sacudió la cabeza.
—Yo también creo que no.
—La capacidad de Joaquín es innegable. Aunque trate a las mujeres con humildad, nadie dudaría de su habilidad. —Vicente comentó.
—No lo había pensado de esa manera. —Diego dijo—. Solo me parece que, siendo una buena amiga de Ire, y su novio tratándola tan bien, ¿qué estará sintiendo Ire al verlo? Pensando en las cosas ridículas que hice antes, me arrepiento aún más.
—Está bien, está bien. —Vicente miró a Joaquín que se acercaba y no quiso decir más—. Así que, ¡ánimo!
Joaquín se sentó en otro sofá. Aunque conocía a Diego y Vicente, no eran amigos cercanos. Normalmente se saludaban con un simple gesto cuando se encontraban en ciertos eventos.
Ahora, con el divorcio de Diego e Irene, y la gran opinión negativa de Bella hacia Diego, Joaquín naturalm