En medio de ese caos, Andrómeda estaba completamente aislada. Herida, sin magia, y acorralada por el monstruo en el que se había convertido el rey Erick.
Y entonces, una señal de esperanza.
—Gale… ¿me oyes? —la voz de Lucas surgió del comunicador.
—Aquí estoy —respondió Gale.
—Ya están listos.
—Bien. Abre el portal donde está mi comunicador.
Desde que Liam admitió que no tenía fuerzas para abrir los portales, Gale había pensado en un plan alternativo. Dejar a Lucas en la Tierra fue su mayor acierto. Desde allí, él aún podía canalizar la energía necesaria para abrir los portales.
Un resplandor cruzó el campo.
Un portal se abrió.
Y con él, la esperanza.
Los soldados comenzaron a correr hacia la luz, cruzando uno a uno mientras el campo de batalla ardía. Pero no todos podían irse. Gale, Kaleb, Connor y Liam permanecieron atrás, decididos a encontrar a Andrómeda.
Pero ella estaba lejos, perdida entre la oscuridad, atrapada con un monstruo que había dejado de ser humano.
Los lamentos los a